Introducción

La importancia de la capacitación y la formación continua

El proceso educativo acompaña al ser humano desde su origen, es parte integrante de la vida y ocurre de manera continua, dinámica y en diferentes tiempos y espacios. Durante muchos años el proceso educativo se ha basado en el conductismo, con un aprendizaje por repetición y de esencia autoritaria; sin embargo, la tendencia actual responde a una teoría constructivista, donde las enfermeras sean críticas y analíticas en el ejercicio profesional. Esto requiere de la aplicación de un proceso educativo revolucionario, que permita amalgamar el aprendizaje previo, la experiencia y las características personales e institucionales.

Referido al mundo laboral, eventos como la llegada de las nuevas tecnologías o la necesaria internacionalización de las empresas están introduciendo enormes cambios en los métodos de trabajo, en los puestos, y en las propias organizaciones. La adaptación a estos cambios solamente tiene un camino: la formación continúa de los trabajadores.

Esta formación continua, que enriquece las capacidades y aptitudes de los trabajadores, de forma que son capaces de generar un mayor desarrollo profesional, productividad, mejor gestión de tareas y, en definitiva, agregar un mayor valor añadido a las organizaciones, no hace otra cosa que mejorar la competitividad en un mundo cada vez más duro. Además, se mejora la satisfacción, motivación e integración del trabajador, el cual ve cómo su empresa realiza una inversión en él para mejorarle profesionalmente.

Desde el punto de vista personal, la importancia de no estancarse es vital para evitar quedarse atrás, y se hace indispensable renovar el saber, las capacidades y habilidades para aumentar el rendimiento y el valor añadido.

Desde la perspectiva empresarial, es imprescindible, como se ha visto en la documentación de estudio, que la formación continua se encuentre integrada dentro de la propia estrategia de la empresa y de su plan de acción.